Director: Dr. Adrián Piva
Desde mediados de los años ’80, pero con mucha fuerza durante la década del ’90, las tesis del fin de la centralidad del trabajo y de la pérdida de centralidad de la clase obrera tuvieron una importante difusión en las ciencias sociales y un fuerte impacto en los estudios de la protesta y el conflicto social. El ocaso de los estudios centrados en la noción de clase fue simultáneo a la proliferación de investigaciones sobre movimientos sociales y de análisis basados en alguna noción –no siempre clara en sus supuestos teóricos- de identidad. El reciente retorno de las luchas obreras al centro de la escena en Argentina y en Europa ha otorgado un mayor espacio al cuestionamiento de estas tesis, pero los enfoques de los movimientos sociales, la acción colectiva y la teoría política de raíz posestructuralista han devenido dominantes en los estudios locales sobre conflicto social.
Su importante difusión en Argentina durante la década del ‘90 estuvo vinculada, por un lado, con el aumento del desempleo, del subempleo y de la precariedad laboral y al descenso del empleo industrial, entre otros fenómenos del mundo del trabajo; por otro lado, a los cambios en las formas y dinámica de las luchas sociales y en las formas de protesta, a la tendencia a la caída del conflicto obrero y a la emergencia de nuevas identidades contestatarias. Sin que el primer conjunto de problemas fuera abandonado, las transformaciones en los patrones y en la dinámica de la conflictividad social y en las formas de protesta ocuparon el centro del debate sobre el ocaso de la clase obrera. Un conjunto de autores, con diversos énfasis y matices en cuanto al alcance de los fenómenos, plantearon la emergencia de nuevos sujetos y el desplazamiento de la producción como centro del conflicto y acuñaron términos como “desproletarización” o “fin del paradigma del movimiento obrero”. En mayor o menor grado tendieron también a vincular estos procesos, de un modo no mecanicista, con los efectos de los programas de reestructuración capitalista impulsados desde la última dictadura militar sobre la estructura social y la subjetividad de los agentes. Sin embargo, desde 2003 la mayoría de los investigadores ha coincidido en reconocer una recuperación del número y del peso social y político de la acción sindical de los trabajadores. Esto abre interrogantes tanto sobre el alcance de las transformaciones durante el período previo a la crisis de 2001 como sobre el grado y las características de la revitalización del conflicto obrero en los años posteriores.
El objetivo general de esta línea de investigación es estudiar las transformaciones del conflicto social cuyos protagonistas sean sujetos definidos por su posición social subalterna, desde 1989, con especial énfasis en la identificación de continuidades y rupturas entre los períodos previo y posterior a la crisis de 2001, atendiendo específicamente a sus tendencias de evolución cuantitativa, a las formas organizativas y a las identidades asumidas por los actores del conflicto. Si bien el objetivo es fundamentalmente descriptivo se intentará una reflexión sobre la relación teórica y empíricamente verificable entre las transformaciones estructurales y los cambios en las tendencias y características del conflicto social.